El «Templo de Satán» quiere ser legal en todo el mundo: ahora el turno le pertenece a Chile
Buscan legalizarse para distanciarse de grupos y cultos no reconocidos que, a través de sus prácticas y acciones, perjudican la reputación tanto de las tradiciones paganas en general como del satanismo en particular.
Un grupo de personas está promoviendo la creación del Templo de Satán en Chile, con reuniones que actualmente se llevan a cabo en un departamento en Las Condes. El grupo, compuesto por cinco miembros presenciales y 20 remotos, busca ser reconocido legalmente como una organización seria que pueda difundir sus creencias de manera formal.
Los seguidores del Templo de Satán en Chile afirman que no adoran al diablo ni practican rituales como sacrificios o la ouija. Ven a Satán como un símbolo de rebelión contra los dogmas religiosos preestablecidos. Muchos de sus miembros son ex católicos que, desencantados por los escándalos de abuso sexual y otros conflictos, han encontrado en el satanismo una alternativa espiritual.
Al analizar los textos satanistas, como los de Anton LaVey, es evidente que la «iglesia satanista» es más un producto del capitalismo y el globalismo que una verdadera religión. Su propósito principal es transgredir el cristianismo, promoviendo valores de una sociedad individualista y centrada en el laissez-faire, donde predomina la filosofía de que el más fuerte prevalece y la felicidad está reservada para unos pocos. En simple, es una otra mierda con distinto olor a las demás que nos rodean.
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